Manejo de los brotes de espondilitis anquilosante

La espondilitis anquilosante (EA) es un tipo de artritis que afecta principalmente a la columna vertebral, causando inflamación y dolor. Las personas con AS a menudo experimentan períodos de mayor actividad de la enfermedad a los que pueden referirse como brotes.

AS puede causar síntomas como dolor en la parte baja de la espalda, la pelvis y la cadera. Estos síntomas pueden aparecer o empeorar durante los brotes. Cuando ocurren brotes, una persona puede encontrar alivio siguiendo los pasos de su plan de tratamiento.

Por lo general, no es posible prevenir todos los brotes, pero una persona puede tomar medidas para reducir su frecuencia y gravedad.

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Tipos de brotes de espondilitis anquilosante

Los médicos suelen clasificar los brotes de AS como localizados o generalizados.

Si una persona está experimentando un brote localizado, tendrá síntomas que afecten a una zona del cuerpo. Pueden notar dolor e inmovilidad en la zona afectada, junto con una sensación general de cansancio.

Los brotes generalizados son más graves que los brotes localizados y afectan una mayor parte del cuerpo. Una persona con un brote generalizado de AS puede notar ardor en las articulaciones, espasmos musculares y síntomas parecidos a los de la gripe, además de dolor e inmovilidad en las áreas afectadas del cuerpo.

La evidencia sugiere que los brotes de AS son comunes. Por ejemplo, en un estudio de 2017, los participantes informaron haber experimentado, en promedio, al menos un brote de 2 semanas cada mes. Un estudio anterior de 2010 que involucró a 134 personas con AS encontró que el 70% de ellos experimentaron brotes semanales.

Síntomas de los brotes de espondilitis anquilosante

Los síntomas de los brotes de AS pueden variar de persona a persona y entre brotes.

Sin embargo, los síntomas que una persona puede experimentar como resultado de los brotes de AS incluyen:

  • fiebre
  • fatiga
  • Rigidez y dolor en la espalda
  • Dolor en las articulaciones, a menudo en la caja torácica, los hombros, las caderas o las rodillas
  • entesitis, que es hinchazón y dolor del tejido conectivo
  • depresión o ansiedad

Otros síntomas comunes puede incluir:

  • sarpullido
  • pérdida de apetito
  • pérdida de peso
  • cambios en la visión o dolor en los ojos
  • Problemas para respirar profundamente
  • dolor abdominal
  • heces sueltas

Cómo manejar los brotes de espondilitis anquilosante

El manejo de los brotes de EA a menudo implica seguir un plan de tratamiento individual. Una persona que vive con AS debe trabajar con un médico para desarrollar un plan de tratamiento que los ayude a minimizar los brotes y controlar la progresión de la enfermedad.

Los tratamientos comunes para los brotes de AS incluyen:

  • Medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE): Este tipo de medicamento, que incluye ibuprofeno y naproxeno, puede ayudar a reducir la inflamación y el dolor. Generalmente es la primera línea de tratamiento.
  • Biológicos: Los médicos a menudo usan estos medicamentos, que se dirigen directamente a AS, cuando los AINE no son efectivos para controlar los síntomas y los brotes.
  • Ejercicio suave: Las formas de ejercicio de baja intensidad, como el yoga, pueden ayudar a mejorar los síntomas y prevenir la rigidez y el dolor en la columna vertebral y las articulaciones.
  • Terapia de Masajes: Aunque esta terapia puede ser efectivo en algunos casos, podría ser mejor evitarlo durante un brote.
  • Estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (TENS): TENS utiliza impulsos eléctricos para evitar que los nervios envíen señales al cerebro, lo que ayuda a reducir el dolor.
  • Terapias de frío o calor: Las terapias de frío y calor pueden ayudar a reducir la hinchazón y aliviar el dolor.

Prevención de los brotes de espondilitis anquilosante

Una persona puede tomar medidas para ayudar a prevenir que ocurran brotes de EA. Éstos incluyen:

  • Manejando el estrés: Una persona puede probar la meditación, el ejercicio, la terapia u otros métodos para ayudar con el estrés.
  • Probar métodos alternativos para aliviar el dolor: Si los tratamientos médicos no son completamente efectivos para aliviar el dolor, una persona puede encontrar que otros métodos, como la respiración profunda o la atención plena, la ayudan a aliviar este síntoma.
  • Hacer ejercicio regularmente: En particular, las rutinas de resistencia y fuerza pueden ayudar a una persona a controlar el dolor durante un brote.
  • Tomando un descanso cuando comienza un brote: Es posible que una persona deba tomarse un día libre de la escuela, el trabajo o las tareas domésticas para ayudar a reducir la carga física que puede empeorar un brote.

A menudo, una persona no puede evitar que ocurra un brote, incluso si usa los métodos anteriores. Es importante seguir las recomendaciones de un médico para tratar los brotes cuando ocurren.

Desencadenantes de brotes de espondilitis anquilosante

Los expertos no entienden completamente la causa exacta de AS. hay evidencia para sugerir que el HLA-B27 El gen puede aumentar el riesgo de AS, pero no todas las personas con este gen desarrollarán la afección.

Del mismo modo, no está claro qué causa los brotes. Sin embargo, una persona puede identificar ciertos factores que a menudo provocan brotes. Por ejemplo, la enfermedad, las lesiones o la salud emocional pueden influir.

A veces, los brotes pueden deberse a factores relacionados con el tratamiento, como un cambio en la dosificación del medicamento, un retraso en la dosificación u otros ajustes en el plan de tratamiento de una persona.

Los expertos también sospechan que el estrés puede desempeñar un papel en la aparición de brotes. Tomar medidas para reducir el estrés puede ayudar a las personas a reducir la frecuencia de sus brotes de EA.

Resumen

Los brotes pueden ocurrir regularmente en personas que viven con espondilitis anquilosante. Pueden causar dolor y rigidez en la columna y otras articulaciones, así como síntomas en otras áreas del cuerpo, como los ojos. Algunas personas con AS también pueden experimentar fatiga y depresión.

El manejo de los brotes a menudo implica seguir un plan de tratamiento que un médico ayudó a crear. Una persona puede tomar medidas para ayudar a minimizar la frecuencia y la gravedad de los brotes, como realizar actividad física con regularidad, controlar el estrés y evitar los desencadenantes conocidos.

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